Yeccan — Acompañándote de regreso a casa.

Por la boca te enfermas, por la boca te curas

Experimenté ansiedad desde los 5 años, sabía que era diferente a los demás, el miedo se había apoderado de mí. En el único lugar donde me sentía seguro era en mi casa o en casa de mi abuela. No me gustaba jugar con los demás niños, llegaba a la escuela y los niños se burlaban de mi. No tenía la capacidad de decirle a mis papás lo que estaba pasando así que me quede callado.  El ser el primer hijo, el primer nieto era mucha responsabilidad, tuve que ser responsable desde muy chiquito. Después empecé a experimentar la depresión cuando se muere mi tía, una persona sumamente importante para mí. Mi mamá empieza con altas y bajas debido a sus problemas hormonales, entra en depresión y mi padre trabajando todo el día. En ese momento me sentía solo y confundido. La relación con mis padres era pésima, mi falta de empatía hacia lo que pasaba en casa y mis deseos de mandar todo a la fregada fue la combinación perfecta para que yo empezara a rebelarme.

 A los 11 años sufro un abuso sexual el cual marco mi vida. Mi incapacidad de hablar y  de expresar lo que estaba sintiendo,  fue una bomba de tiempo. Ente mi ingobernabilidad, la depresión de mi madre y la ausencia de mi padre fue la excusa perfecta para que me empezara a drogar.

Me drogue por primera vez a los 15 años, quería aceptación ya que jamás había tenido sentido de pertenencia. Según yo por ser cool y encajar con los amigos. No les voy a mentir, al principio me divertía, aguantaba un montón, me creía Superman. Siempre pensé que nunca me pasaría nada, que era inmortal.  Empecé con la mariguana, luego vinieron las tachas y la cocaína. Las depresiones eran cada vez más grandes, creía que estaba en algún tipo de crisis existencial y cada vez las consecuencias eran más graves. Cuando menos me lo imaginé estaba amargado, solo y sin salida.

Aparentaba estar bien, viajando haciendo fugas geográficas por muchos lados, creía tener amigos. Pero terminaba regresando al mismo lugar sintiéndome cada vez peor. Normalicé sentirme mal, ansioso y depresivo. Me desbordé sexualmente, gracias a la metanfetamina. Nunca creí probarla y menos inyectarme. Desde el primer día que la probé me encantó y cuando menos me di cuenta ya estaba enganchado de ella. Durmiendo en moteles acostándome con cualquier persona que se me pusiera enfrente. Había perdido mi dignidad, mis ganas de vivir.

Había tenido muchas crisis, mi familia ya estaba harta de mi. Pero llegó un 24 de abril cuando ya no aguanté mas e intenté suicidarme. Me sentía tan miserable que lo único que quería era dejar de sufrir, sin embargo no encontraba la salida . Después que mis padres y hermanos me encontraron inconsciente en mi casa, pidieron una ambulancia y me llevaron al hospital. El médico le dijo a mi padre que en 30 años no había visto unos análisis como los que había visto conmigo, que los índices de metanfetamina en mi cuerpo eran altísimos, que antes no me había dando un infarto. Estaba psicótico, no sabía de mí. Ya en el hospital noquee a un enfermero, me salí desnudo a la calle y no me podían controlar. Cuando desperté desperté en un psiquiátrico, amarrado y con pañal. Me sentí humillado y derrotado.

Pasaron 3 meses y me trasladaron a una clínica de rehabilitación en la cual estuve aproximadamente un año, desde aquel día no consumo drogas. Empecé un proceso de recuperación el cual no ha sido nada fácil, pero lo que sí les puedo decir es que ha valido la pena. Hoy tengo amor propio, hoy quiero estar vivo, y hoy gracias a Dios me doy cuenta que mi misión en este planeta es ayudar al adicto que aún sufre .He tenido altas y bajas durante todo este tiempo pero me han acompañando las personas indicadas. Tuve que renunciar a mi familia, amigos, ciudad de origen para estar bien. Dios sabe por qué me puso en este camino , yo solo soy un conducto de mi poder superior.